Como en muchos aspectos de la vida política y social, la burguesía y sus aparatos ideológicos intentan en torno a los resultados de las elecciones construir una imagen de la realidad que poco tiene que ver con la misma. Sin embargo la manipulación de los datos y la creación artificial de un determinado clima ideológico, no alcanzan para ocultar la misma. En concreto, en estas elecciones la burguesía en su conjunto, no ha logrado recomponer ni su sistema de Partidos, ni despertar la confianza de vastos sectores del Pueblo en los mecanismos institucionales de la democracia burguesa para le renovación del consenso social. Esto explica, en parte, porque rápidamente se acallaron las denuncias sobre robo de boletas, y otras trampas, particularmente en la Pcia. de Bs. Aires. Luego del escándalo de Córdoba, todos comprendieron que era necesario tragarse algunos sapos y hacer silencio.
No se trata solamente del clima de apatía e indeferencia popular que presidio todo el proceso, a lo que se suma la deserción en masa de las autoridades de mesas, sino de los resultados concretos que arrojan las mismas. Hay que remontarse hasta las elecciones de 1928, para encontrar un record de ausentismo en una elección presidencial como la que se dio en esta oportunidad. Prácticamente el 30% del padrón se abstuvo de votar (7.100.094). Para medir la perdida de confianza e ilusiones de gran parte de los trabajadores y los sectores populares en que con esta democracia “se come, se educa y se cura”, basta con recordar que en el 83, cuando se inauguró este ciclo de “democracia con seguridad”, el índice de abstención fue del 12,5%, cifra que siempre fue la media histórica en una elección presidencial.
Si a esto le sumamos los mas de 990.000 votos en blanco (4,85%) con picos del 9,45% en la Pcia de Bs. Aires y del 9% en la Pampa, mas los 220.000 votos impugnados, tenemos que en torno del no voto, el voto en blanco y los impugnados, se concentro la principal expresión política en estas elecciones. Estos son los datos que tanto la burguesía como los medios tratan de ocultar. Las consecuencias políticas para el presente y las perspectivas para el futuro que arrojan estas cifras no pueden ser subestimadas. Por supuesto que no faltaran quienes afirmen que no todos los que no votaron, o votaron en blanco o impugnaron su voto son la expresión de una conciencia antisistema, eso es cierto, pero hache, en estas cifras que se repiten elección tras elección, se concentra buena parte de la experiencia política acumulada por nuestro Pueblo y es una responsabilidad colectiva de los revolucionarios elevarla a un plano superior. Ahora se trata de darle formas orgánicas y visibilidad política a buena parte de esta fuerza, coordinando en un frente antiimperialista, anticapitalista y por el socialismo las acciones de los numerosos grupos políticos, movimientos sociales, culturales y a las agrupaciones obreras y estudiantiles que hemos sostenido estas posiciones. Coordinarlos en la lucha por la libertad de los presos políticos, por el desprocesamiento de los mas de 5.000 compañeros, en defensa de la salud y la educación publica y gratuita, del medio ambiente, contra el trabajo en negro y los bajos salarios, y fundamentalmente contra el Pacto Social que los empresarios, el gobierno y la burocracia sindical quieren imponernos a sangre y fuego.
Las luchas que nuestra clase esta librando, y las que se producirán frente al agravamiento aun mayor de todas las condiciones de vida de millones de compañeros, seguramente pondrán en el centro de la escena política la consigna de que “Hay que echarlos a todos”, hará comprender la necesidad de conquistar un gobierno de los trabajadores y el pueblo, y una nueva democracia obrera y popular basada en las asambleas y la decisión y resolución popular directa. En esa dirección debemos trabajar.
La izquierda reformista y electoral que carece por completo de cualquier estrategia de lucha por el poder, que es incapaz de superar los marcos institucionales del sistema y la legalidad del mismo, continúa de espaldas a esta situación. Así les va. Mientras una parte importante de la clase obrera y los sectores populares rompe con las ilusiones en la democracia burguesa, ellos se esfuerzan por recrear por izquierda dichas ilusiones. El nuevo fracaso que tuvieron en estas elecciones esta directamente vinculado al crecimiento de la conciencia popular que se orienta al no voto, al voto en blanco o impugnado, expresando en forma creciente su rechazo a los promotores de dicha institucionalidad, entre los cuales se encuentran estas fuerzas.
Las distintas fracciones de la burguesía no salen mejor paradas para encarar las tareas que tienen por delante. A pesar de la descarada manipulación de los números, por ley solo se cuentan para establecer los porcentajes los votos positivos, lo que abulta las cifras de los diferentes candidatos (46,6% para la Cretina, 23,5% para la Carrio etc.) en la realidad, esto se reduce a un 30% para la primera y casi un 16% para la Carrio. Si bien el Kirchnerismo se consolida como la fracción hegemónica, lo hace a partir de montar una ingeniería electoral a través de las “listas colectoras”, que no hace mas que desnudar la enorme atomización y descomposición que existe en el Peronismo, a lo que se suma el apoyo de los radicales K, una parte del Partido Socialista, movimientos sociales y otras fuerzas políticas. Así y todo, a pesar de esta alianza de fuerzas, si se toma el total del padrón electoral (27.024.000) sus 8.100.000 votos, apenas alcanzan el 30% del total del mismo. Y no debe perderse de vista que este resultado lo obtiene en el marco de un crecimiento económico record, que le permite alimentar las ilusiones en un hipotético “derrame” que nunca llega. ¿Que pasara ahora cuando venga la nueva avalancha de aumentos de las tarifas de gas, luz, transporte etc.? ¿Que pasara cuando quieran imponer el pacto social que ajuste por medio, consolide el actual modelo de acumulación basado en salarios de hambre y trabajo en negro? La brutal represión a los compañeros Fileteros del pescado en M. del Plata, horas después de las elecciones es un anticipo de esto. No en vano la Cretina de K. en su primer discurso, una vez electa, se dirigió al resto de la burguesía llamando a deponer los odios y agravios, a unirse tras un proyecto común, y a recomponer el tejido social e institucional. Hace bien, lo van a necesitar, máxime cuando su imagen viene en picada y muchos de los que la votaron lo hicieron apoyando a lo que consideran el mal menor.
Los otros grandes derrotados han sido los candidatos de la mano dura y la represión. Sosbich, Blumberg, Lopez Murphy, De Narvaez, Rodriguez Saa y otros, que basaron su campaña en la inseguridad y se proponían como “jefes de policía” han sido rechazados por aquellos que decidieron votar. Esto también constituye una respuesta a todos aquellos que luego de las elecciones de la Capital, se apresuraron a decir que había un proceso de derechización en la sociedad, posición con la que nosotros polemizamos en esa oportunidad rechazando dichas afirmaciones.
En definitiva el panorama político luego de las elecciones demuestra que el ciclo de luchas abierto en el 2001 no se ha cerrado. La burguesía encara esta nueva etapa sin haber podido recomponer su sistema de partidos y con sus instituciones fuertemente desacreditadas. Si en estas condiciones las fuerzas revolucionarias sabemos trabajar con inteligencia, impulsando las luchas y la unidad en torno a una política de cambios revolucionarios y socialistas, necesariamente se Irán creando las condiciones para echarlos a todos. Esta es la dirección que debemos seguir, ya se demostró que solos no se van a ir. La marcha que a instancias de los compañeros jubilados y otras organizaciones se esta organizando para el dic 11 de diciembre, apenas 24 hs después de que asuma la Cretina de K, contra el pacto social, el hambre, la desocupación y la represión será un buen momento para ir materializando esta alternativa.